Acabo de recordar el día en que
fuimos a la heladería y discutimos por los sabores del helado que queríamos
comprar para los dos, al final cada quién se fue por su lado a pedir sus
sabores aparte, cuando nos juntamos afuera del local nuevamente, resulta que
teníamos el mismo sabor. Nos sentamos en las bancas que estaban mirando la
autopista y nos reímos de eso y de las luces de navidad en pleno Febrero que
aún quedaban en ese árbol.
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