Yo quería morderte la orejas, lamerte
la nariz, quitarte las pestañas. Yo quería que me quemaras con colillas de
cigarro, que te cogieras de mi brazo cuando se te pasaban los tragos, que metieras
tu mano por dentro de la casaca cuando me abrazaras.
Aún tengo las manos heladas, los ojos
grandes y los labios fríos.
Extraño.
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