lunes, 11 de enero de 2010




Odio hablar por teléfono pero siempre lo hago.

Amo el silencio pero nunca paro de hablar.

Soy tímida pero siempre tengo algo que decir.

Me agrada pensar lo entretenido de la televisión pero nunca la veo.


Me gusta el vino pero me da nauseas.


Tengo ganas de un cigarrillo pero nunca he fumado.








Ultimamente me he dado cuenta que hago cosas muy diferentes a las que creo.

3 comentarios:

  1. Es curioso,cuan habituado me era el contestar el telefono desganado y refunfuñando,ya no es asi, creo que ahora soy un tanto mas amable, y es por tu medicacion, de la cual no he advertido.
    y aunque digas que es erratico mi pensar,estoy seguro que la linea del celular,capta el mar, y cuando no hablamos, o cuando mi vida se termina de a pocos, lo puedo escuchar..
    Que bien! el vino es una agresion brutal a mi mismo y no quisiera ver tu gozo en mi verguenza.
    gracias, gracias por el litio =)

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  2. esto es un tanto parecido a mi ecepto, que si fumee pero jamas lo volvia a hacer cuando descubri que si fumabar resta 7 segundos a la vida...

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